Ya sé no voy a descubrir nada sobre esto, pero me gustaría que reflexionarais sobre lo siguiente: me sorprendió como os comenté en la entrada anterior el tabaco, la gran cantidad del mismo que se consumió en el rodaje. Volví a ver la película hace poco y lo podéis comprobar por vosotros mismos.
Hoy en día sería una película incorrecta o censurada debido al tema del tabaco… Como ya sabréis a Jacques Tati le ponen en un cartel del transporte público de París un molinete mientras va en bicicleta en lugar de su famosa pipa (en la película 'Mon oncle', en la que interpreta a Monsieur Hulot). Lo mismo le sucedió a Coco Chanel, Jean Paul Sartre y André Malreaux en relación a los carteles publicitarios retocados…
Realicé diecisiete entradas escribiendo sobre las penalidades, miserias y patologías que produce el tabaco, y llevo veintitrés años tratando de convencer a mis pacientes de que no fumen. Creo que no queda duda sobre mi posición al respecto.
Se debe evitar la inducción al consumo de tabaco, pero no distorsionar la realidad de los hechos. Hay que tener presente que la gente vive conforme a la moda de su tiempo, sus condicionantes y lo que sabe la ciencia en ese momento. Creo que habrá que encontrar un punto intermedio y no ser más papistas que el Papa. ¿Sino qué? ¿A Sir Winston Churchill le ponemos una piruleta?
El cine por desgracia estuvo “muy contaminado” por la industria del tabaco…
Desde las imágenes en las que el legendario James Dean sostenía con poderosa rebeldía un pitillo tras otro, a la glamurosa pose con que Joan Crawford encendía sus cigarrillos, las concepciones sociales del tabaco han cambiado mucho. La industria del cine ha justificado durante años el halo de humo que tiñe muchas de sus películas clásicas como un dispositivo artístico y cultural del momento. Sin embargo, un estudio publicado en el 'British Medical Journal' asegura que las industrias tabaqueras pagaron millones de dólares a las estrellas de Hollywood a cambio de promocionar sus marcas.
Entre los datos analizados se encuentran los contratos acordados por las principales marcas tabaqueras y algunas estrellas de la gran pantalla, así como los acuerdos contraídos con los estudios de la meca del cine a cambio de apoyar sus productos. También han estudiado anuncios extraídos de diversos periódicos y grabaciones radiofónicas de la época.
La investigación, que cubre el periodo de 1927 a 1951, detecta ya la atmósfera humeante del tabaco en el cine mudo, pero asegura que la explosión publicitaria de los actores del momento llegó con el cine sonoro…
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