La obesidad en el mundo es una de las enfermedades más extendidas, afecta a más de trescientos millones de habitantes y a mil millones con sobrepeso. Ninguna enfermedad afecta a tal número de personas.
La OMS la definió como epidemia silenciosa del siglo XXI. El crecimiento de esta epidemia es más destacado en la infancia y adolescencia, pues en los últimos años se ha triplicado el número de afectados. El pico máximo se da entre los 6 y los 12 años, dónde el 16% de los niños es obeso.
En comparación a los países europeos nos encontramos en una posición intermedia, pero en relación a la infancia ocupamos un dudoso honroso puesto pues destacamos con los países del área mediterránea, curioso que los pueblos que han dado lugar a la dieta mediterránea sean ahora los peores países en la alimentación infantil. Nos superan en obesidad infantil Italia, Malta y Grecia, ¿qué pensaría Ancel Keys de todo esto?.
La obesidad conlleva unos gastos económicos que asfixian a la larga a la economía de los países, pues la obesidad nos avoca a padecer multitud de patologías: HTA, diabetes, ciertos tipos de cánceres, cardiopatía isquémica (angina, infarto), artrosis en articulaciones…nos hace más dependientes…estas enfermedades crónicas incrementan los gastos sanitarios una barbaridad, y lo que es peor en parte son evitables.
Os relataré una anécdota que me sucedió hace unos veintitrés años, cuando estaba trabajando en un ayuntamiento de la Costa da Morte, en el pueblo en el que atendía a los pacientes un buen día me tocó visitar a una señora joven, ¿Qué problema tendrá para tener que ir a su domicilio? Vivía en un segundo piso, la fui a atender y el problema consistía en que no era capaz de desplazarse por sí misma debido al volumen y peso que tenía. Para hacer la compra ponía una cesta con el dinero y una nota de lo que necesitaba, y los vecinos se hacían cargo de lo demás, había que tirar por la cesta y subir la comida o bien subir al piso. Ya veis eso fue hace tiempo, pero me sigo acordando como el primer día, me impactó la escasa o nula autonomía que tenía la señora, según parece había emigrado a Inglaterra y allí se atiborró de comida sin control alguno.
Reflexionad y usad el sentido común.
La OMS la definió como epidemia silenciosa del siglo XXI. El crecimiento de esta epidemia es más destacado en la infancia y adolescencia, pues en los últimos años se ha triplicado el número de afectados. El pico máximo se da entre los 6 y los 12 años, dónde el 16% de los niños es obeso.
En comparación a los países europeos nos encontramos en una posición intermedia, pero en relación a la infancia ocupamos un dudoso honroso puesto pues destacamos con los países del área mediterránea, curioso que los pueblos que han dado lugar a la dieta mediterránea sean ahora los peores países en la alimentación infantil. Nos superan en obesidad infantil Italia, Malta y Grecia, ¿qué pensaría Ancel Keys de todo esto?.
La obesidad conlleva unos gastos económicos que asfixian a la larga a la economía de los países, pues la obesidad nos avoca a padecer multitud de patologías: HTA, diabetes, ciertos tipos de cánceres, cardiopatía isquémica (angina, infarto), artrosis en articulaciones…nos hace más dependientes…estas enfermedades crónicas incrementan los gastos sanitarios una barbaridad, y lo que es peor en parte son evitables.
Os relataré una anécdota que me sucedió hace unos veintitrés años, cuando estaba trabajando en un ayuntamiento de la Costa da Morte, en el pueblo en el que atendía a los pacientes un buen día me tocó visitar a una señora joven, ¿Qué problema tendrá para tener que ir a su domicilio? Vivía en un segundo piso, la fui a atender y el problema consistía en que no era capaz de desplazarse por sí misma debido al volumen y peso que tenía. Para hacer la compra ponía una cesta con el dinero y una nota de lo que necesitaba, y los vecinos se hacían cargo de lo demás, había que tirar por la cesta y subir la comida o bien subir al piso. Ya veis eso fue hace tiempo, pero me sigo acordando como el primer día, me impactó la escasa o nula autonomía que tenía la señora, según parece había emigrado a Inglaterra y allí se atiborró de comida sin control alguno.
Reflexionad y usad el sentido común.
Fuente de información: Programa Perseo.
Continuará...
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