25 marzo 2009

Sólo el 4% de los infartados acude a una unidad de rehabilitación cardíaca (3)



Dibujo versionado por Dieta y Deporte (D&D)


La rehabilitación cardiaca y la prevención secundaria reducen la mortalidad en cerca de un 25 por ciento de los sujetos que han sufrido un infarto agudo de miocardio...

Esa es la contestación a compañeros que me preguntaban para que servía y que esperaba de la rehabilitación.

Una actuación con tan claros beneficios del 25% no debería dejar lugar a dudas de que su puesta en marcha de forma mayoritaria, nos beneficiaría a todos: enfermos, profesionales, administración, sociedad, empresas...



Falta de información e incredulidad de los profesionales.

Poca motivación o falta de adherencia e información de los enfermos.

Accesibilidad al centro rehabilitador (distancias, horarios, ratio por habitante...).

Falta de recursos humanos (enfermeras, médicos, psicólogos, fisioterapeutas, dietistas...), materiales (desfibriladores, sistemas de telemetría, monitores...) y locales (falta de lugares adecuados, gimnasios acondicionados, buena ventilación, cintas sinfín, bicicletas estáticas, colchonetas...vestuarios, duchas).

La siempre difícil relación entre la atención especializada y atención primaria.

Difícil apoyo de la administración (no puede ser económico, pues es mucho más caro el programa de trasplantes y se hace, da quizás más lustre al hospital y a la administración que lo realiza, ojo no estoy escribiendo que no sea necesario, ni incompatible sino todo lo contrario pero precisaríamos menos trasplantes si hubiera una mejor rehabilitación cardíaca global, más vale prevenir que tener que curar...desde el punto de vista económico la rehabilitación cardiaca produce un ahorro por paciente y año que asciende a más de 1600 euros y a 15.000 euros a los 6 años).

Por desgracia el tema económico es uno de los mayores contratiempos para la rehabilitación cardíaca.

Fuentes:

Jesús Millán Núñez-Cortés (Editor). Medicina Cardiovascular. Arterioesclerosis. Editorial Masson. 2005. Tomos II. Páginas: 1483-1493.

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