Los surfistas. Foto de Dieta y Deporte (D&D), realizada el 22 de agosto de 2010.
Una vez que tenemos clara la hidratación que debemos llevar a cabo: antes, durante y después de la práctica deportiva, pasaremos a protegernos del sol y del calor.
Para ello comenzaremos por evitar en lo posible las horas de más calor y las horas de mayor intensidad solar, o sea entre las 12 horas del mediodía y las 4 de la tarde (todo ello va en función de la ubicación geográfica de cada uno), en estas horas la posibilidad de lesiones por insolación así como por deshidratación son muy altas, también evitaremos quemaduras, lesiones precancerosas de piel, calambres, mareos...
Así sería buena práctica realizar running o correr por ejemplo
a primeras horas de la mañana o a última hora de la tarde-noche, el sol ya no aprieta y las temperaturas son más agradables. Otra opción sería practicar entre
los pinares o en zonas arboladas, buscar zonas de sombra donde la temperatura es más baja y más tolerable.
Siempre hay que partir de la premisa de que
el deporte hay que practicarlo de acuerdo a nuestras condiciones físicas y al entorno en el que desarrollamos el mismo (en este caso al aire libre, tiempo de verano, con un porcentaje de humedad alto, zona de costa...), además de cómo nos encontremos en ese momento (las famosas sensaciones de los corredores). Aunque la frase pueda ser reiterativa, si tenemos esto en cuenta no tendremos grandes contratiempos.
Acordarnos de que la intensidad del deporte que practiquemos no debe ser excesiva en este tiempo, pues es peligroso.
La idea es practicar deporte y estar lo más frescos posibles en tiempo calor. Tengo todavía la imagen del maratón celebrado en el Europeo de Barcelona 2010, en el que había corredores que se ponían hielo debajo de la gorra con objeto de evitar desfallecimientos o complicaciones derivadas de un golpe de calor, así como los aspersores de agua cada tantos kilómetros refrescando a los maratonianos, o además de beber durante la carrera se rociaban parte del contenido líquido por la cabeza y resto del cuerpo. Esto lo hacen los profesionales así que nosotros deberíamos tratar de imitarlos en lo bueno.
Así comenzaremos por proteger la cabeza bien con
una gorra, visera o alguno que prefiere
un pañuelo en plan pirata...Evitaremos sobre calentar la masa encefálica, además de proteger la piel de lesiones cancerosas.
Las gafas de sol que nos harán más llevadero el exceso de luz o deslumbramientos (Protegerán nuestros ojos de cataratas, de queratitis, de lesiones en la retina...), las viseras y las gorras también ayudan a protegernos de la intensidad lumínica. Veremos mejor, tendremos menos fatiga y menos arrugas (No haremos trabajar tanto la musculatura facial, ni la musculatura ocular).
Más información:
Gordon Bakoulis. Candance Karu.
Guía para progresar como corredor. Editorial Paidotribo, 2008. Pág.50-61.
Continuará...
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