31 octubre 2009

El cáncer de mama y el cribado o screening mamográfico


Foto de Dieta y Deporte (D&D). 27 de septiembre de 2009. La Caracola (obra de Moncho Amigo) está situada en el parque escultórico del entorno de la Torre de Hércules de A / La Coruña (Patrimonio de la Humanidad).
La Caracola es la recreación fantástica de la concha de un enorme molusco, un gigantesco cuerno de la abundancia, guardián de los sonidos del mar.


Hay un descenso del 3% de cáncer de mama en España, según parece tiene relación con los programas de cribado y donde mejores resultados se encontraron por comunidades autónomas fueron en primer lugar en Navarra (pionera en el cribado de mama), seguido del País Vasco.


En la actualidad cada año se diagnostican 16.000 casos de cáncer de mama en España, sigue siendo la primera causa de mortalidad en la mujer, si bien en el año 2002 se había reducido la mortalidad un 25% (desde 1992 al 2002, aproximadamente).

En el programa de cribado se utiliza la mamografía analógica o convencional para la detección del cáncer de mama. Mediante el programa de cribado se consigue una detección más precoz, por lo tanto en estadios más iniciales de la enfermedad, la posible evolución es mucho mejor tanto en posibilidad de curación como de calidad de vida, menores secuelas físicas y/o psíquicas. El cáncer adquiere un carácter de enfermedad crónica, en el sentido de poder convivir con él con una cierta calidad de vida, no hay que pensar que es algo que nos sentencia o que nos resta esperanza de vida. Además hoy en día hay una tasa alta de curación.

Para ello hay que sensibilizar a ese 30% de mujeres que no hacen el cribado, dando a la detección precoz la importancia sobre su eficacia y necesidad de la práctica del mismo, también hay que explicar que se nos puede escapar entre un 10-15% de cánceres en la prueba de la mamografía pero es la técnica más eficaz que tenemos en la actualidad, por lo tanto utilizarla.

Los metaanálisis en los que se ha estudiado la evolución de todos los ensayos clínicos aleatorizados en los que se ha utilizado mamografía demuestran de manera concluyente una reducción de 25 al 30% de mortalidad debido a un cáncer de mama cuando se realizan mamografías de detección sistemática anuales después de los 50 años de edad.

Tengo la anécdota de un compañero que tras la mamografía de su madre, hecha con la secuencia recomendada a los pocos meses se detectó "un bulto" en la mama, y era una neoplasia, el cabreo que se cogió mi colega fue tremendo, él es de los médicos más puestos en literatura científica pero la "vacilación" sobre el sentido de la mamografía fue mayúsculo, por suerte y el buen hacer de los profesionales su mamá sigue entre nosotros con una calidad de vida muy buena y en principio superado el cáncer de mama.

Las exploraciones complementarias como la ecografía de mama, las biopsias percutáneas y la resonancia magnética, han contribuido a revolucionar el diagnóstico.

La mamografía digitalizada ofrece grandes ventajas pues no hay que realizar repeticiones, por posibles movimientos inoportunos y se radia menos a la paciente.

Con la combinación del PET-TAC se puede detectar el cáncer de mama pero tiene que medir más de cinco milímetros, aun estando asintomática, pues sólo hay alteración metabólica.

Las mujeres jóvenes portadoras de BRCA-1 o BRCA-2 pueden beneficiarse de la Resonancia Magnética, el BRCA-1 son genes supresores e implicados en la reparación de genes, las mujeres que heredan un aleleo mutado de este gen de cualquiera de sus progenitores tienen un riesgo de padecer cáncer de mama a lo largo de su vida de un 60 a un 80%, así como un riesgo aproximado de un 33% de padecer cáncer de ovario.

Un oncogen dominante miembro de la familia "HER-2 neu" se sobreexpresa en el cáncer de mama y está implicado en un 25% del mismo, es un factor pronóstico desfavorable cuando hay ganglios positivos, por el alto grado de recaída.

Más información:
Principios de Medicina Interna Harrison 17ª edición, Vol I. Pág.563-570. Editorial Mc Graw-Hill 2009.

Guía de Prescripción Oncologia Médica. Directores: E. Díaz-Rubio, V. Guillem Porta. 2a Edición. Con la colaboración Rhône Poulenc Rorer. Oncology.Pág 135-145.

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