Llevo tiempo sin escribir, no sucede nada extraño, tampoco es pereza, si no simplemente que estuve de obras, si ya sabéis: "Se sabe como empiezan las obras pero no cuando acaban". Negociar con los albañiles, electricistas, antenistas de interior, carpinteros, pintores, escayolistas...
Coordinar los trabajos, escoger los materiales, negociar los presupuestos...la casa parece una jungla, de dónde salen tantos trastos, antes entraban y cogían todos ahí, ahora no; "no sabía que teníamos esto", "cuánto tiempo sin ver este objeto".
Comienza la obra el albañil se dirige al tabique de tu habitación, con una sonrisa que llega de oreja a oreja, y comienza el sonido atronador, repetitivo y pesado. Da la sensación de que va a ampliar el piso con permiso del vecino o que simplemente disfruta como un poseso y energúmeno dando martillazos, será que habrá discutido con alguien y se estará desahogando.
Resulta que hay que ampliar el cableado y poner más enchufes debido a tanta nueva tecnología, al cambiarlo sucede que aprovechas y actualizas con lo que necesitas añadir una nueva obra o una nueva compra, como mal menor en la que no habías pensado.
La limpieza, limpias y limpias, pero aparece escombro, polvo por todos los lados, es increible lo que se genera con una obra de nada, da la sensación que en lugar de limpiar el polvo se cambia de sitio. Útiles como la aspiradora, la escoba, la fregona pasan a primer plano y son las protagonistas por unos días, amén de una pala...
Total secuestro en tu propia casa por gente ajena a la misma, desorden por doquier, tropiezas con todo, da la sensación de que el piso encogió o de que aumentó la familia.
Los presupuestos van sumando, sumando...y llega el pintor, hace una evaluación muy particular, de tal forma que me hace recordar: me gusta pintar y no me deja alternativa, y pensando que hasta ahora la casa dió el pego, pues el pintor anterior y quien emplasteció tras obras pasadas, y otras rectificaciones es el que está aporreando el teclado en este momento.
Total hago una inmersión en los colores y tipos de pintura, los pinceles, los rodillos, "cubre grietas", acetona...las salpicaduras al pintar, en los lugares más inverosímiles (eso que es pintura que no se escurre), los olores de la pintura, el colocón tras inhalar la pintura de los radiadores, las agujetas de las piernas (tras realización de la intensa sesión de equililbrio en las escaleras), la realización de ejercicios de muñeca y todo el tren superior, las cervicales parece que no son mías (no las noto)...
Y por último es el aspecto de picto, si como si fuese un aborigen escocés pintarrojeado al estilo de Braveheart, de esta guisa me presenté a correr el sábado.
Lo bueno es que dicen que la pintura relaja, lo que si relaja es la tremenda paliza que te metes, pues el cuerpo "está roto" y no lo sientes (estás anestesiado). Y lo que si alivia es contar que lo has acabado.
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